domingo, 27 de noviembre de 2016

10 cosas que ver y hacer en el centro de Dublín


Aunque la auténtica y salvaje Irlanda empieza más allá de los edificios de Dublín, no se debe despreciar una gran capital europea con muchísimas cosas que ver y que hacer. Una ciudad bandera de la arquitectura neocláisca, con uno de los barrios de pubs más importantes de Europa y cuna de uno de los productos irlandeses más famosos del mundo: la cerveza Guinness. Como todo este país, se presta a dejarse llevar, a perderse por los callejones que rodean O'Conell St. y descubrirla por libre. Aún así, estas son algunas recomendaciones sobre los 'must do' junto al rio Liffey.

Visitar el Trinity College y su biblioteca

El Trinity College es uno de los símbolos más internacionales de Dublín. Fundado en 1592 por la reina Isabel I, es la universidad más antigua de Irlanda y su campus una parada obligada en cualquier visita a la ciudad. Especialmente su biblioteca, que sirvió de inspiración para películas de fantasía como Harry Potter y en la que se conserva el libro de Kells, un manuscrito realizado por los monjes celtas en torno al año 800 y que está considerado una de las piezas más importantes del arte religioso medieval.



Tomarse una pinta en Temple Bar

Es el barrio por excelencia no solo de Dublín, sino de Irlanda. Muchos dirán que quien no se ha tomado una pinta de cerveza en esta zona de la ciudad no ha estado aquí. Los numerosos pubs que llenan sus calles (especialmente el que da nombre al barrio) se llenan de ambiente festivo y, en muchos de ellos, música irlandesa en directo durante todo el día y toda la noche (o casi toda, ya que aquí los bares cierran en torno a las 3 AM.)


De compras por Grafton St.

Con permiso de la famosa O'Conell St. se puede decir que es la gran arteria peatonal de la ciudad. Cruza desde el Trinity College hasta el parque de St. Stephen Green, y en ella se aglutinan las tiendas más importantes, músicos callejeros y un incesante ir y venir de locales y turistas. Uno de los lugares donde vivir el latir y el ajetreo de Dublín, ya sea de compras; tomando algo en alguno de sus antiguos cafés o buscando algún suvenir.


Relax en St. Stephen Green

Al final de la calle Grafton y su ajetreo aparece el polo opuesto: la paz del parque de St. Stephen Green. Es la zonas verde más grande y con mayor historia de la zona centro. Una gran área de esparcimiento con un lago central frecuentemente transitado por cisnes y gaviotas, en el que también es habitual encontrar a músicos, pintores o fotógrafos disfrutando de su ambiente. Aunque su historia se remonta a finales del siglo XVII no tuvo libre acceso hasta 1877, cuando abrió sus puertas definitivamente tras la iniciativa de Arthur Guinness (el fundador de la archiconocida marca de cerveza).


El mercado de George's St. Arcade

Es cierto que seguramente el centro comercial más conocido de la ciudad es el que se sitúa, precisamente, junto a St. Stephen Green, pero no se deben olvidar puntos más alternativos y menos turísticos. George's St. Arcade Market se encuentra dentro de un edificio de estilo victoriano que abrió sus puertas en 1881. Hoy en día es uno de esos lugares diferentes y alternativos del 'otro Dublín', en el que encontrar ropa, acogedoras cafeterías, joyería, libros... presume además de ser "el centro comercial más antiguo de Europa".


Visitar la catedral de St. Patrick y 'Christ Church'

San Patricio es el patrón de Irlanda, y la catedral en su honor, cuyos inicios se datan en el siglo V, es uno de los emblemas de la capital. Cuenta la leyenda que la se construyó junto a un pozo en el que San Patricio bautizaba a los paganos que se convertían al cristianismo y, aunque es considerada como la 'Catedral Nacional', comparte protagonismo con la Catedral de la Santísima Trinidad, y es que Dublín tiene la curiosidad de contar con dos catedrales en su territorio. Se sitúan además a muy poco espacio la una de la otra.



Cruzar el Ha'penny Bridge

Este pequeño puente peatonal es el paso más emblemático sobre el rio Liffey. Se construyó en 1816 e inicialmente había que pagar un peaje de medio penique para cruzarlo, algo que, unido a su curiosa forma que recuerda al canto de dicha moneda, hizo que hoy en día se conozca como 'el puente del medio penique'. Es uno de los lugares más transitados de la ciudad y desemboca, como no podía ser de otra manera, en el barrio de Temple Bar.


El castillo de Dublín

En un país famoso por sus castillos medievales que recuerdan a cuentos de hadas es paradójico que, en su capital, el llamado castillo de Dublín no tenga una forma tan 'pintoresca'. Fue sede del gobierno británico en la isla y ha tenido un gran numero de funciones a lo largo de los siglos. Actualmente es uno de los edificios más emblemáticos, y es sede de diferentes oficinas gubernamentales además de ser el lugar donde el presidente de la república de Irlanda toma posesión de su cargo.


La 'Custom House'

Uno de los símbolos políticos e históricos de la capital. Aunque fue construida con el objetivo de funcionar como sede de las aduanas del puerto de la ciudad, la Custom House se convirtió en una de las imágenes de la historia del país al ser incendiada en mayo de 1921, en pleno conflicto con Reino Unido, por los partidarios de la independencia. Posteriormente reconstruida, sigue siendo uno de los grandes exponentes de la arquitectura neoclásica en la ciudad. Desde 1980 alberga oficinas del gobierno y el Ministerio de Medio Ambiente.


La ciudad desde lo alto en la Guinness Store

Si hay algo por lo que es conocida la capital de Irlanda, más allá de cualquier monumento, es por su cerveza. La Guinness y su fábrica son patrimonio de Dublín, y el olor a cebada que recorre la gran manzana que ocupan las dependencias de la marca es digno de ser disfrutado. La compañía ofrece una visita guiada por las instalaciones, en la que conocer la historia de esta bebida. Un recorrido que termina con una cata en uno de los miradores más 'cool' de la capital, en lo alto de uno de sus edificios y desde donde observar la extensión de la urbe a nuestros pies.


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