martes, 10 de marzo de 2015

Belfast, la ciudad que se mira a través de los muros


El centro de Belfast es un lugar cosmopolita, amplio, peatonal y repleto de monumentos. Pero lo más impactante de esta ciudad, que fue locomotora del desarrollo industrial en la isla esmeralda, está en los barrios residenciales. Aún hoy perviven los muros que separan los barrios católicos y protestantes, los murales que cuentan el pasado y el presente de un conflicto que aún tiene cicatrices. Afortunadamente ya sin violencia, la capital de Irlanda del Norte se despierta como un destino en el que vivir la historia reciente, de observar el camino hacia la reconciliación y de contemplar iglesias, edificios y calles que fueron protagonistas durante los últimos dos siglos.

El centro discurre alrededor del ayuntamiento, ese gigantesco edificio neo-barroco que preside la ciudad y forma parte de las portadas de guías de viajes. También aquí vive la diferencia, la escultura de la reina Victoria (monarca omnipresente en la ciudad) forma el primer paso a una institución que a día de hoy está gobernada por el Sinn Féin, partido católico que defiende la integración de Irlanda del Norte con la República de Irlanda (vecina del sur).



Sin embargo, es quizás el ejemplo más claro de que Belfast camina hacia el futuro. Sus alrededores son amplias calles peatonales repletas de tiendas, de diversidad, de la armonía de una capital en la que circulan pacíficamente jóvenes portando chaquetas con amplias insignias lealistas (leales a Reino Unido) y otros portando símbolos de la República de Irlanda. Atrás ha quedado la fuerte presencia policial y las tanquetas, aunque cierto es que aquí la policía sigue portando armas a diferencia de en los países vecinos.

Por estas aceras del centro aparecen además monumentos que la enriquecen, ya que fuera del casco urbano el paisaje se torna puramente industrial. Es digno de mención, por ejemplo, la Torre del Reloj, el pequeño 'Big Ben' que lleva más de 100 años levantado en honor al príncipe Alberto y que tiene una curiosidad: esta torcido. La fama de edificios que parece que se van a caer la tiene la Torre de Pisa, pero lo cierto es que el 'Albert Memorial' o 'Wee Ben', como lo llaman los locales, también lleva unos años inclinado.




Un centro repleto de símbolos victorianos y británicos. Sorprende, por ejemplo, encontrarse banderas de Reino Unido dentro de una iglesia, como puede comprobar quien entre en la Catedral de Santa Ana, uno de los templos protestantes más importantes de la ciudad. Los emblemas son los grandes protagonistas de Belfast y viven su máximo apogeo y su crudeza cuanto más se aleja uno de esas calles repletas de tiendas y de ambiente europeo.

Irse de aquí sin echar un rápido vistazo a los murales que llenan las paredes de los barrios católicos y protestantes sería irse sin palpar la esencia, especialmente los de Falls Road (Barrio católico unionista) y Shankill Road (Barrio protestante lealista). Dos vecindarios de la ciudad juntos geográficamente pero aún separados por muros y vallas. A un lado banderas de Irlanda, pintadas a favor del Sinn Féin, memoriales que que claman por las victimas que murieron a manos de las Ulster Voluntary Forces (El grupo paramilitar que apoyaba la lealtad británica). Al otro imágenes de la reina de Inglaterra, banderas británicas, memoriales a las víctimas del IRA.

Dicen que en Belfast hay mas de 2000 murales, y aún siguen presentes las armas en sus pintadas, el recuerdo de los dos grupos paramilitares que durante años se buscaron para matarse por unas calles que hoy discurren pacíficas y tranquilas. Como dice un familiar en el excelente reportaje que hizo RTVE sobre el tema: "Cada cual debe decidir si quiere perdonar o no, yo no puedo". Cicatrices que siguen vivas, pero que andan hacia la creación de una ciudad sin violencia en que el recuerdo permanezca en el arte de sus paredes. Si hay un lugar para entender, o para observar, la historia de este pequeño rincón del planeta, son estas calles.




Es sin duda la identidad de esta capital, pero no es ni mucho menos lo único que tiene. Y es que en sus muelles se contruyó el Titanic, en los que fueron los astilleros más importantes de Europa a principios del siglo XX. Aún se conserva aquí, fondeado junto al novedoso museo sobre la tragedia de este barco, el último buque de la White Star Line. También existe en Belfast  un panorama mucho más alegre, de autenticidad, el que reside en el Marcado de St George, o en el moderno centro comercial de Victoria Square y su cúpula panorámica. Sin duda esta ciudad dará para muchos post, pero había que empezarla por aquí, por su historia viva.

Cómo visitar los murales
Hay varias formas de visitar los barrios católicos y protestantes. Una de las más comunes si se tiene tiempo en la ciudad es coger uno de los famosos ' Black Cabs' o 'Taxis Negros', que muchas veces son conducidos por ex-combatientes que cuentan la historia de los barrios de una forma más o menos objetiva. Otra, si se tiene menos tiempo o se va a ir desde Dublín, es coger alguno de los Tours a Belfast que hacen parada en los murales más importantes. Por último para los que les guste andar la opción es coger un mapa durante el día y perderse caminando por estos barrios en su búsqueda.

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