miércoles, 12 de marzo de 2014

Garafía, un balcón al cielo de La Palma


En el vértice noroeste de La Palma se encuentra el municipio de Garafía. El segúndo de mayor tamaño de la isla, el menos poblado, y uno de los que más verde y más espectacularidad reúne en sus paisajes. Desde los acantilados de sus costas hasta la vertiginosa pendiente que asciende y asciende hasta el Roque de los Muchachos, el pico más alto de la isla. Altitud que permite la formación de mares de nubes y de vistas hacia el vacío que parecen sacadas de una película de ciencia ficción.

Personalmente repito mucho cuando hablo de La Palma que se trata de la isla más escarpada del mundo, es decir, la que más altitud tiene respecto a su superficie, pero es un dato especialmente relevante. La orografía palmera permite que en pocos minutos de carretera se pueda pasar de estar bajo las nubes a sobre ellas, con la diferencia de paisajes que eso supone.



Más allá de los senderos que bordean la Caldera de Taburiente o la Cumbre Vieja, Garafía también se ofrece esta posibilidad entre las lomas de unos barrancos menos vendidos en postales pero igual de ricos en vegetación. Toda la corona forestal del municipio está plagada por bosques de pinos que cubren las sinuosas carreteras y caminos, y que van difuminandose a medida que se acercan al Roque de los Muchachos. A unos unos metros que se cuentan por miles e impiden ya por esas altitudes el crecimiento de grandes coníferas.

En las épocas más húmedas del año, cuando la bruma se espesa en las medianías, pasear hasta los montes que gobiernan los pequeños pueblos que forman el término municipal de Garafía es una actividad más que recomendable. Por la zona conocida como Briesta, atravesando la Ruta Traviesa, uno de los senderos más largos y más importantes de toda la isla y que hace posible pasar en poco rato de tupidas laderas de pinos a pequeñas praderas que se asoman al vacío, al mar de nubes, y si la hora acompaña, al atardecer.

Es precisamente el atardecer uno de los momentos fuertes de este fenómeno atmosférico, de las nubes bajas. Las características de La Palma permiten casi ver dos ocasos, uno cuando el sol se pierde bajo las nubes y otro cuando desaparece en el horizonte del mar. Hay que tener en cuenta que, dado lo escarpado de la espina dorsal de una isla con forma casi de pirámide, tan solo desde el oeste, desde esa costa a la que Garafía mira calmada, se puede ver perderse el sol en el océano. 


Te puede interesar: La Palma en 5 playas

También te puede interesar

0 comentarios:

Publicar un comentario