miércoles, 19 de noviembre de 2014

Covadonga, arte en su santuario y magia en sus lagos


Covadonga, desde el santuario a hasta sus cimas y sus lagos. Es sin duda uno de de los entornos que se colaría en cualquier TOP de lugares a visitar en la península ibérica. Un conjunto que reúne la exuberancia del entorno natural de Asturias y la belleza arquitectónica de de sus monumentos, que se aúnan junto la imponente basílica neo-románica y a la curiosidad y la historia de la Santa Cueva.



El viaje comienza, casi de forma inevitable, por estos templos y su entorno, antesala de la estrecha y serpenteante carretera que parte desde allí rumbo hacia los lagos. Dominando el enclave se encuentra la basílica, con su característico color rosa por la caliza con la que fue construida, y sus dos torres, imponiéndose sobre la pequeña cima en la que se halla vigilante. Un edifico que data de finales del siglo XIX, que se levantó tras el incendio que azotó el anterior templo, y que pone el broche a un santuario que cuenta con varios cientos de años de historia.



De historia y de leyendas, pues junto a la basílica se encuentra la Santa Cueva. Punto que da origen a la "santidad" del entorno y que se supone descubierto, según la leyenda, por el rey astur Don Pelayo. Lo cierto es que este santuario subterráneo supone un curioso lugar de culto que mezcla zonas excavadas en la roca con el propio entorno natural de la antigua cueva, dónde se encuentra la imagen de la virgen de Covadonga.

Dejando atrás lo histórico y lo sacro comienza un nuevo camino, un recorrido fundamental para los amantes de la naturaleza. Ascendiendo hacia las cimas y adentrandose hacia el Parque Nacional de los Picos de Europa se llega a los llamados Lagos de Covadonga, un enclave de postal que evoca los tópicos asturianos más agradecidos. Bañados por el siempre impoluto verde de los prados del principado se encuentran el Lago de Enol y el Lago de la Ercina.




Un paraje dónde parar el coche tras una larga travesía (odiosa para el que no guste de las curvas y gloriosa para el amante de la conducción) y perder la vista y la mente en la naturaleza, en la que no faltan por supuesto rebaños de vacas y caballos que campan libremente demostrando al visitante que se encuentra en una de las regiones ganaderas por excelencia. El tiempo en los lagos corre a gusto del visitante y, tras él, solo queda emprender la bajada por la misma carretera serpenteante, pensando seguramente en comer un buen plato asturiano en alguno de los restaurantes que proliferan pasada Covadonga.

Como llegar:
El recorrido hasta el monasterio lleva poco más de media hora desde la localidad de Cangas de Onís, hay que calcular otra media hora hasta los lagos, debido a la estrechez y lo sinuoso de la carretera que parte desde el conjunto sacro. Además de en coche existen tours turísticos en autocar que viajan hasta el monasterio y los lagos, pero (al menos desde mi punto de vista) es recomendable subir en coche por la libertad que supone a la hora de poder parar en algunos miradores interesantes del camino así como de no tener que estar preocupado por los horarios y usar allí el tiempo que guste a cada uno.

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