miércoles, 29 de junio de 2016

Un paseo por Dubrovnik, ciudad de moda del turismo europeo

Dubrovnik es la llamada 'perla del Adriático' o, incluso, 'Atenas dálmata'. Una ciudad antigua perfectamente conservada que siempre fue lugar de élites y aristócratas y que hoy se ha convertido, con razón, en una de las grandes mecas del turismo europeo, aupada más aún tras aparecer en la famosísima serie 'Juego de Tronos'. Por sus callejones, entre sus torres y sus murallas, pasean cada día miles de turistas. Un destino boyante, repleto de ofertas gastronómicas de perfil alto, al que las aguas cristalinas y las playas que lo rodean ponen la guinda.

Mientras se acerca el avión a su aeropuerto, a unos 20 minutos por carretera de la ciudad, se empiezan a divisar los colores esmeralda y turquesa que bañan la costa croata y la de las muchas islas que se reparten frente a ella. Un contraste con el verde de sus bosques y el blanquecino de las rocas de una región muy escarpada y montañosa. Sus playas formadas por pequeños callados color crema salpican una costa que vive con privilegio en las listas de paraísos mediterráneos.



Llegar a la ciudad es hacerlo a una meca turística. Uno de los 10 destinos a visitar en 2016 según El País. Fuera de su magnífico casco antiguo proliferan los hoteles, los 'beach club' y el puerto principal de Dubrovnik: una gigantesca bahía donde cada día echan sus amarras las grandes rutas cruceristas del Mediterráneo. Grandes buques rodeados de yates y barcazas que ofertan rutas por la costa o viajes a las diferentes islas que salpican el horizonte. Allí se sitúa también la principal estación de guaguas, con numerosas rutas a otras ciudades de Croacia o países colindantes como Montenegro o Bosnia.

El puerto, los hoteles, la "nueva Dubrovnik" es la antesala de la ciudad antigua. Todos los caminos llevan ineludiblemente a Pile Gate, la puerta principal hacia el que seguramente sea uno de los cascos históricos más turísticos y mejor cuidados de toda Europa. Murallas que datan de entre los siglos XII y XVII rodean un entramado de callejones de piedra, de techos de teja, de escaleras, torres  y templos. Una vez se cruza la puerta ya no se verá un solo edificio 'moderno'.



Ya se está dentro de la histórica Ragusa (nombre original de Dubrovnik), una ciudad fundada por los dálmatas romanizados, que vivió el imperio bizantino, convivió aliada a los otomanos, formo parte de la república de Venecia y siempre prosperó con la vista al mar y al comercio. Cada edificio y cada callejón es un pedazo de historia. Un lugar que llegó a pensarse independiente, algo así como una 'Mónaco' del Adriático, tras librarse de las garras de la guerra de 1991 que la mantuvieron asediada por las tropas yugoslavas.

Una vez se atraviesan las murallas por alguna de sus tres puertas todo llevará a su calle principal. Un bullicioso y ancho pasillo de piedra que tiene como principio y fin la columna de orlando, la escultura pública más antigua de la ciudad, y la Catedral de Dubrovnik, uno de los numerosos templos de diferentes credos que se pueden encontrar aquí y que, dice la leyenda, fue edificado gracias a Ricardo Corazón de León. Desde allí callejuelas y pequeñas plazas que invitan a perderse.



La catedral y sus aledaños son además la antesala del que seguramente sea el punto más fotografiado y más apacible de este destino. El puerto antiguo, el que lleva siglos viendo arribar el comercio, es hoy un constante fluir de embarcaciones turísticas. Rodeado por terrazas donde los precios se disparan en una ciudad ya de por si cara. El 'old-port' también es pasear al atardecer, sentarse en un banco y ver como el sol desaparece tras las numerosas torres y cúpulas que trazan los rasgos de Dubrovnik.

Si se rodea el puerto se llega a un pequeño malecón, con las murallas a la espalda, en el que se puede disfrutar de un baño en el Adriático sin salir del casco antiguo. Incluso aquí las aguas son cristalinas y los tonos turquesa. Un lugar para olvidarse del reloj, menos transitado y más tranquilo a pesar de estar a escasos 300 metros de la bulliciosa calle principal.



Las piedras que en su día defendieron el puerto y la ciudad son hoy también la mejor forma de observar este enclave histórico. La entrada que permite subir hasta lo alto de la muralla y recorrer completamente el casco antiguo a su alrededor cuesta unos 18€ y deja las que son sin lugar a dudas las mejores vistas que se pueden apreciar de sus techos de teja y sus torres. Miradas vertiginosas desde donde ver historia a un lado y mar al otro.

Juego de Tronos y el Macro-Turismo

En las aguas que rodean las murallas no solo han atracado barcos históricos, sino que lo han hecho también de fantasía. Si Dubrovnik ya se consideraba la capital turística del Adriático y uno de los destinos cruceristas por excelencia, el fenómeno 'Juego de tronos' ha disparado aún más la llegada de visitantes. Los fans de la popular serie de la HBO se sentirán dentro de la trama, pues esta ciudad fue elegida para reproducir escenas de 'Desembarco del Rey', la capital de los 7 reinos y sede del Trono de hierro en la ficción.

Numerosas empresas ofertan tours a pie y recreaciones que permiten vivir en primera persona los escenarios de la serie, y las tiendas de souvenirs están repletas de merchandising de la conocida por sus siglas en inglés 'GoT'. Incluso tiendas dedicadas exclusivamente a vender objetos relacionados con este fenómeno mediático que ha enganchado a medio mundo.



Juego de Tronos es solo un empujón más para que Dubrovnik esté repleta día y noche de turistas, especialmente en verano. Si tiene un punto negativo esta preciosista ciudad es ese. Difícil encontrar personas locales una vez se cruzan las puertas de la muralla. Además, como todo destino macro-turístico se ha convertido en una ciudad relativamente cara, tanto en alojamientos como en hostelería los precios son bastante más elevados que en otros destinos de Croacia, casi el doble si la comparamos con la vecina Montenegro.

Playas de Dubrovnik

Más allá de los dragones y las guerras de la HBO, se la llama la perla del Adriático por algo. Después de sus monumentos y su ciudad antigua, Dubrovnik es conocida por sus playas. Turísticamente bien explotadas, pues todas ellas cuentan con su respectiva y moderna terraza donde comer, tomar un cocktail o disfrutar del atardecer y del ambiente chill out.




Al oeste de la ciudad antigua predominan las pequeñas calas, o lugares para el baño entre rocas que forman casi piscinas naturales ante las totalmente calmadas aguas que rodean los salientes de la antigua Ragusa. Al Este, muy cerca del casco histórico su playa más famosa, Banje Beach, formada por piedras finas que parecen casi arena y donde bañarse es un auténtico espectáculo por las inmejorables vistas del puerto antiguo.

Continuando el camino por esa costa se suceden las calas y los salientes desde los que darse un chapuzón. La naturaleza llega en muchos lugares hasta la misma arena de la playa. Un ejemplo es Sveti Jakov, una pequeña ermita rodeada de vegetación a unos 20 minutos andando desde el centro, que tiene a sus pies una paradisíaca cala que también deja una de las mejores postales de la zona. El mar con Dubrovnik y la isla de Lokrum (ya hablaré de ella) al frente.


Se queda corto un solo post para describir en profundidad esta capital turística del Adriático. Se podrían repetir hasta el cansancio palabras sacadas de guía de viajes. Pero lo cierto es que la 'Atenas dálmata' es el producto turístico mejor cuidado de una costa que cada vez recibe más y más turistas de todas las nacionalidades. Una ciudad que ha recuperado con creces el esplendor que tuvo durante siglos, antes por el comercio, ahora porque nadie quiere perderse sus monumentos y sus aguas.

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