viernes, 11 de julio de 2014

La Graciosa, tierra virgen rodeada de un mar turquesa

La Graciosa es una pequeña isla al norte de Lanzarote con apenas 9 kilómetros entre sus puntos más alejados. Una extensión de tierra virgen y desértica que solo se rompe en la pequeña población de Caleta de Sebo, un pintoresco pueblo marinero de poco más de 600 habitantes, y en el pequeño caserío de Pedro Barba. Rodeada de aguas turquesas y cristalinas es un paraíso de playas tranquilas, dónde perderse en calas casi solitarias y paisajes de ensueño.

Un viaje a La Graciosa comienza con la llegada a Caleta de Sebo, capital de este pequeño islote y prácticamente única población en todo el terriorio (ya que el caserío de Pedro Barba constituye poco más de una decena de apartamentos privados). Un entramado de casas que mantienen el color blanco por bandera y el estilo arquitectónico que "impuso" el ilustre Cesar Manrique en toda Lanzarote, y cuyas callejuelas de arena son transitadas únicamente por todoterrenos y bicicletas.

Un todoterreno ante el desértico paraje del intererior de La Graciosa | Iru Pérez
Una de las calles de Arena de Caleta de Sebo | Iru Pérez
Son estos además los únicos transportes posibles en la isla, que tiene unas dimensiones que permiten recorrerla en bicicleta en una jornada o pagar a uno de los todoterrenos que funcionan como taxis y que llevan y recogen a quien lo desee hasta las playas y puntos de interés en poco rato.

El atractivo está sin duda en sus costas, pero merece la pena pararse al menos un rato en el pueblo. Su aspecto, que parece haberse parado atrás en el tiempo, combina con un apetecible ambiente en las contadas terrazas que se juntan en torno al puerto. La continúa llegada y salida de turistas, aunque nunca suficientes para abarrotar los parajes salvajes, permite agradables y animadas noches cualquier día de la semana. Entre sus calles se ubica incluso una disco-karaoke, aunque La Graciosa destaca por su infinita tranquilidad y no por noches hasta el amancer.

Una vez se abandona el pueblo, ya sea en bicicleta, todoterreno, o incluso a pie, cualquiera de las direcciones merece la pena. En el norte esperan la bravura de un mar que golpea contra arcos de piedra y gigantescas playas de arena amarilla, en el sur el mar se convierte en una auténtica piscina turquesa de absoluta transparencia en la que se van sucediendo pequeñas calas.

Cañeta de Sebo vista desde el Mirador del Rio | Iru Pérez

Los principales lugares a visitar en la isla son:

La Playa de las conchas
Situada en la vertiente nor-oeste se conforma como una gigantesca extensión de arena bañada por el intenso color de las aguas que la rodean y custodiada por la vista de la cercana Montaña Clara, otro de los islotes que nforman el llamado Archipielago Chinijo (Las 5 islas que lo forman y sus aguas están protegidas desde 1995 como reserva marina). El punto negro de esta playa lo pone la peligrosidad de su intenso oleaje, que hacen que el baño no sea recomendable salvo en días de extrema calma marítima y siempre extremando las precuaciones. Por contra su inmensidad y situación permiten que muchos días se pueda estar prácticamente a solas disfrutando de su extraordinaria belleza.

El inmenso arenal de la playa de las conchas | Iru Pérez

Arcos de los Caletones
Situados en uno de los puntos más al norte, estos arcos de piedra fueron formados por la violencia con que el Atlántico golpea esta zona del islote. Además de la formación rocosa, llaman la atención las zonas de arena del entorno, de color blanco absoluto se confunden con harina y contrastan con el amarillo de otros puntos de la costa graciosera.

Arcos de los caletones | Iru Pérez
El sorprendente color de la arena de los alrededores | Iru Pérez

Pedro Barba
El pequeño caserío de Pedro Barba (zona nor-este) se edificó siguiendo un antiguo asentamiento de pescadores, manteniendo el estilo de antaño. Formado por alrededor de una quincena de apartamentos y un pequeño embarcadero de piedra que protege la pequeña playa del lugar, es un punto perfecto para bañarse si el mar no lo permite en otras partes del norte o si se quiere hacer un descanso de la ruta.

Playa Francesa y la Playa de la Cocina
En la vertiente sur se encuentra la conocida como Montaña Amarilla. Bajo ella: una consecución de pequeñas calas que, especialmente con la marea llena, son el lugar idóneo para adentrarse en un mar absolutamente tranquilo y cristalino sobre un fondo de roca lisa concurrido por diferentes tipos de especies marinas.

La playa francesa | Iru Pérez

Cómo llegar
La forma más habitual para llegar a La Graciosa es mediante ferry desde el muelle de Orzola. Las embarcaciones parten cada hora aproximadamente y llevan hasta Caleta de Sebo en unos 30 minutos. Para grupos otra de las opciones son los llamados 'Water Taxi', zodiacs que hacen el trayecto a cualquier punto de la isla desde Orzola o desde Caleta de Famara.



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